21 de abril de 2013

MUSEO DE BELLAS ARTES

(((*))) El Museo de Bellas Artes nace al amparo de las medidas desamortizadoras surgidas a partir del Real Decreto de 16 de septiembre de 1835, aprobado por el Gobierno liberal de Mendizábal, mediante el cual se le adjudicaron las obras de arte procedentes de los conventos, monasterios y otras propiedades eclesiásticas sevillanas. Se ubica sobre el antiguo Convento de la Merced Calzada. 
Fue inaugurado oficialmente en 1841 y es todo un referente para el conocimiento tanto de la pintura barroca sevillana, especialmente de Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, cómo de la pintura andaluza del siglo XIX.
En las primeras décadas del siglo XX, los fondos del museo experimentan un notable crecimiento tanto en número de obras como en su variedad, todo ello es como consecuencia de las donaciones llevadas a cabo por algunos eruditos sevillanos, que al igual que ocurriera en el resto de Europa y Norteamérica, cultivan la afición por el coleccionismo de obras de arte, siendo las donaciones de esta colecciones el origen del gran desarrollo de los museos en esos años. Destacan  las donaciones realizadas por Rafael González Abreu en 1928, José Gestoso en 1931 y más tarde, la realizada por la familia del pintor Andrés Parladé en 1945, todas estas colecciones están compuestas por pinturas y esculturas de temática diversas, así como de armas, tanto blancas como de fuego, cerámica antigua, tejidos, etc. Estas donaciones provocaron una nueva tendencia en los museos, en las que cada donante contaría con una sala dedicada.
Sin embargo en la década de 1970, al igual que ocurrió en el resto de España, se fue implantando en el museo una nueva idea sobre las exposiciones, con lo que se propugnaba la reducción de los contenidos en la presentación de la colección permanente, para tratar de adaptarse así a los nuevos tiempos. Ya no interesaba tanto la cantidad, sino sobre todo, el sentido que cada pieza tenía dentro de la exposición.
En los últimos años, desde que el museo es gestionado por la administración autonómica, han ingresado en la colección una cantidad importante de obras, entre pinturas y esculturas, algún ejemplar de cerámica y mobiliario y algo de orfebrería, lo que ha supuesto para la historia del museo un importante capítulo en cuanto al incremento de fondos. El concepto de ingreso no solo incluye la adquisición, sino también el depósito, la donación y la dación de obras por pago de impuestos.
Las donaciones de particulares configuran el otro importante aporte al conjunto de obras. De éstas, destacan además de las que ya se ha comentado, las realizadas por los descendientes de artistas de la escuela sevillana de comienzos del siglo XX. Incorporaciones que han contribuido notablemente a incrementar el número de obras de pintores locales, completando una importante etapa de la escuela sevillana.
(((*))) En esta foto vemos la fachada neoclásica del Museo en 1917, que dio paso tras su demolición al edificio que hoy vamos a visitar. 
En principio fue la Sede del Convento de la Merced Calzada de la Asunción, convento fundado por San Pedro Nolasco, este Santo fue en su juventud un rico comerciante catalán y dedicó su fortuna en liberar a los esclavos cristianos en poder de los mahometanos. Una noche de agosto de 1218, se le apareció la Virgen tanto a él cómo al rey Jaime I de Aragón, amigos ambos, con la recomendación de que fundaran una Orden religiosa cuya finalidad fuera la liberación de estos esclavos. Tras consultar con el confesor espiritual de ambos, Raimundo de Rocafort, que luego llegaría a Santo, éste les acompañó ante el Obispo de Barcelona para comentarle la Visión, una vez aprobado por el Obispo el milagro y tras los pertinentes votos y juramentos, dieron por fundada la Orden.
A partir de este momento, se fue ampliando y fundando nuevos Conventos en aquellas ciudades reconquistadas, merced al apoyo que el Santo daba al Rey Conquistador. Esto mismo ocurrió en la conquista de Sevilla y por ello el Rey Fernando III le cedió unos terrenos con la finalidad de construir el edificio conventual, de estilo mudéjar, que fue el Convento Casa Grande de la Orden.
Tras seis siglos de estancia, en 1836, la comunidad religiosa fue expulsada como consecuencia de la desamortización.
(((*))) El edificio que hoy contemplamos debe su organización general a las transformaciones realizadas en las primeras décadas del siglo XVII gracias al impulso del general de la Orden desde 1602, Fray Alonso de Monroy, encargando al arquitecto y escultor Juan de Oviedo su remodelación. En 1603 presenta las trazas e instrucciones para la construcción, comenzando con el derribo del antiguo edificio mudéjar. Nueve años más tarde se concluyó el templo y casi medio siglo después el resto de la fábrica, configurándose así una de las más bellas muestras del manierismo andaluz. Cómo dato anecdótico, Tirso de Molina, en realidad su nombre era Fray Gabriel Téllez, fraile mercedario, en 1625 fue desterrado de Madrid a nuestra ciudad por escribir comedias de cierto cariz profano, por lo que la Junta de Reformación, creada a instancias del Conde-duque de Olivares le recluyó en este convento.
Con la reforma llevada a cabo por Juan de Oviedo en 1602, el edificio se articula en torno a tres patios comunicados entre sí por una gran escalera y la iglesia en uno de los extremos.


   Consta de: 
·  Claustro Mayor. 
·  Claustro pequeño o de los bojes. 
·  Claustro del Aljibe. 
·  Patio de las Conchas.
·  La Iglesia.
Desde su fundación como museo, el edificio ha experimentado tres grandes intervenciones. La primera, entre 1868 y 1898, con la restauración de las arquerías y muros del primer piso, solado de los claustros y su alicatado con azulejos procedentes de los conventos desamortizados. La segunda, entre 1942 y 1945, con la apertura del patio de las Conchas, en el espacio que anteriormente ocupaba la antigua sacristía y el traslado de la fachada principal de la antigua portada barroca de la calle Bailén. La tercera se inicia en 1985 y se culmina ocho años mas tarde, desarrollándose en varias fases con el objetivo puesto en lograr una rehabilitación total del edificio y su adecuación a las múltiples exigencias de la moderna museografía.
La colección inicial era primordialmente de pintura religiosa perteneciente al barroco sevillano, algo lógico, debido a la expoliación que sufrieron principalmente las distintas instituciones religiosas, sin embargo, posteriormente se enriqueció con la donación de colecciones particulares y la adquisición de obras por parte de la Administración Andaluza, como decíamos anteriormente. El resultado final es la catalogación del propio museo como el segundo en importancia entre las pinacotecas españolas, siendo el Museo del Prado el primero.
Destaca la colección que alberga el Siglo de Oro, con obras de Murillo, Velázquez, Zurbarán, Valdés Leal, Lucas Valdés, y de artistas más recientes como Gonzalo Bilbao, Valeriano Bécquer, Gustavo Bacarisas y otros.
Hoy en día, está prevista la ampliación del propio Museo con la incorporación del cercano Palacio de Monsalves, un edificio del siglo XVI, reformado por el arquitecto Aníbal González en 1907. Este espacio supondrá dotar de otros 2800 metros cuadrados a las salas de exposición, permitiendo exponer en el antiguo Convento de la Merced, obras de los Siglos XV al XVIII, albergando además el taller de restauración y el almacén y la sede de Monsalves, serviría para exponer los fondos de los Siglos XIX y XX, además de otras dos salas para exposiciones temporales.
Al acercarnos al edificio por su parte principal, (((*))) nos encontramos con la antigua portada del convento, recordemos que estaba situada en el extremo contrario del edificio. Fue diseñada por Miguel de Quintana en 1729 y presenta un arco de medio punto flanqueado por dos columnas pareadas en las que aparece el escudo de la Orden, descansando dichas columnas en altos pedestales. Sobre el arco vemos una hornacina con las figuras de la Virgen de la Merced, San Pedro Nolasco y el rey Jaime I de Aragón, protector de la Orden, todo ello flanqueado por dos columnas salomónicas, y en el ático, un frontón en el que también aparece el escudo de la Orden Mercedaria.
  
La Iglesia, fue proyectada por Juan de Oviedo y construida entre 1603 y 1612. La nave tiene forma de cruz latina y bóveda de cañón, además contaba con una (((*))) bóveda semiesférica sobre el crucero.
La distribución del Museo actualmente se distribuye entre las Salas 1 a la 5 de la Planta Baja, desde el Arte Medieval Español al Barroco Sevillano y en la Planta Alta desde las Salas 6 a la 14, siguiendo con el Barroco Español hasta la Pintura de la primera mitad del siglo XX.
 
Si nos adentramos en el Museo, vemos en el (((*))) unos azulejos de los siglos XVI, XVII y XVIII que delatan su pasado conventual, todos ellos provienen de los edificios religiosos desaparecidos. Este vestíbulo nos permite pasar a través de una galería que cuenta con un friso de azulejos verdaderamente impresionantes al (((*))) Patio del Aljibe, a partir del cual nos adentramos en el propio museo, es un espacio trapezoidal en torno al que se situaban las oficinas, viviendas y habitaciones de los monjes. El claustro es sencillo en su construcción destacando su arquería de medio punto sobre columnas de mármol, siendo la primera planta cerrada y la segunda abierta al patio con la misma arquería y columnas que la planta baja, dando luz así al tercer cuerpo de escalera. En el centro se encuentra el pozo que da nombre a este patio.
 
Desde este claustro podemos acceder al (((*))) Patio de las Conchas, cuya configuración actual se debe a las reformas realizadas entre 1942 y el 45 bajo la dirección de obra de Antonio Delgado Roig y la supervisión de Joaquín Romero Murube. Este patio ocupa el espacio de la antigua sacristía, y debe su nombre a la decoración en forma de grandes veneras que tienen las exedras de los vanos en dos de sus lados. Este espacio se complementa con un estanque con fuente y rodeado de cipreses.
Nos volvemos de nuevo al Patio del Aljibe para adentrarnos en otra estancia, en este caso se trata del (((*))) Claustro de los Bojes, diseñado por Juan de Oviedo, este claustro tiene forma rectangular y su construcción podemos datarla en la segunda década del siglo XVII. En su cuerpo bajo presenta arcos de medio punto y en la primera planta o cuerpo noble vemos cómo se alternan vanos y macizos, los vanos están separados por pilastras y los macizos contenían en su momento pinturas alusivas a la vida de San Pedro Nolasco, que realizó en 1628 Francisco de Zurbarán y que desgraciadamente desaparecieron.



En este Patio nos encontramos con (((*))) un retablo cerámico dedicado a Ntra. Sra. del Pópulo y bajo él un friso de azulejería en el que aparecen las Santas Justa y Rufina, todo ello procedente del que fue convento de la Anunciación y se data hacia el 1600, se completa el friso con unos medallones en los que aparecen San Isidoro, San Leandro y San Hermenegildo.

Desde aquí nos encaminamos (((*))) pasando bajo la escalera al Claustro Mayor, es el patio principal del museo, se encuentra adosado a la iglesia, lo que hoy es la Sala V, y desde el que podemos ver su espadaña, originalmente es obra de Juan de Oviedo y posteriormente, lo transforma Leonardo de Figueroa en 1724 conservando las columnas corintias pareadas. En el cuerpo superior vemos unos vanos separados por pilastras pareadas de orden jónico. Este claustro tenía cierto carácter ceremonial, ya que en él se velaba a los monjes que fallecían.

El jardín cuenta con una fuente central, y en la pared, frente a la zona por la que hemos accedido al Claustro, nos encontramos  conn un relieve hecho en bronce por Antonio Susillo en 1893, en el que vemos a de Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en Barcelona, anunciándole el Descubrimiento del Nuevo Mundo.

Volvemos al Patio del Aljibe y nos encontramos ante (((*))) un paño de cerámica que  representa a la Virgen del Rosario, este mosaico procedía del Convento Madre de Dios.
  

Desde aquí accedemos a la Sala I dedicada al Arte Medieval...


1 comentario :

  1. Anónimo6/18/2014

    Patios sobresalientes, bonita arquitectura ! Un reportaje muy interesante, como todos los demas !

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